miércoles, 1 de mayo de 2013

Lectura día cincuenta y tres

Capitulo XVI
Cuenta que un rey llamado Iadava en la guerra de su pueblo contra otro el entro en combate, por sus grandes estrategias, su pueblo ganó la guerra, pero tubo una importantísima pérdida para él, su hijo, los días siguientes él muy apenado una y otra vez dibujaba las estrategias que usó para la batalla con mucha nostalgia, cuando de repente llegó un joven brahmán que pedía una audiencia con el rey,y este se la concedió, dicho joven trajo para el rey un nuevo juego, que era el ajedrez, este juego, explicó el joven, era la representación de la batalla, cada pieza tenia un valor, como los visires o elefantes de guerra (que serian remplazados por las torres), al rey le fascinó dicho juego y quiso recompensar (por promesa lo que quisiera) al joven brahmán, al principio el joven no quiso aceptar el premio pero luego dijo que le diesen granos de trigo pero que le den uno por el primer cuadrado del tablero de ajedrez, dos por la segunda, cuatro por la tercera y así hasta llegar a la casilla 36, al rey la parecía entupido pedir tan poco cuando podía haber pedido ser dueño de una provincia o tener un palacio pero cundo sus calculistas le dijeron la cantidad de trigo que era, él se sorprendió, pues era un montaña que su país no podría producir ni en un siglo, pero luego no quiso nada de recompensa, y fue nombrado como el primer ministro. El califa Al- Motasen quedó asombrado oír la historia y ordenó que le diesen al calculista un manto de honor y 100 sequíes de oro.

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