miércoles, 1 de mayo de 2013

Lectura día sesenta

Capitulo XXIII
El príncipe, “llegó al El Pato Dorado” (que era la posada del Bagdalí y Beremiz), Este príncipe le venía a pedir al calculista que se fuese con él, para que sea su secretario o Director del observatorio Delhi, el calculista se vio obligado a rechazar dicha oferta, pues estaba comprometido a enseñar matemática a la hija de Iezip, el príncipe enterado de esto redijo que con el progreso que tenia la hija de Iezip, en pocos meses ella podría enseñar el problema de las perlas a los Ulemas.
El problema de las perlas era que un padre dejó a sus hijas la herencia de la siguiente manera: Primera: Una perla más un Séptimo de las que quedasen; la segunda: 2 perlas más un Séptimo de las que quedasen; la tercera : 3 perlas más un Séptimo de las que quedase, y así sucesivamente, ellas fueron a un juez porque decían que la división era injusta, pero el juez negó la acusación porque decía que la división era justa; problema era ¿cuántas hijas eran? Y ¿Cuántas perlas les tocó a cada una?. El Calculista respondió que eran 5 hermanas y que a cada una le tocaría a cada una 6 perlas. Luego el príncipe, vio el número 142857, este número es muy raro en la matemática, pues si se multiplica por los números 1, 2, 3, 4, 5, 6 sólo cambiaría el orden de los números, y que este, tenía otras propiedades.

Lectura día cincuenta y nueve

Capitulo XXII
Ya en la cárcel, Beremiz, acompañado de un guardia, se sorprendió de la forma en que vivían los prisioneros, pues todo estaba en condiciones infrahumanas para ellos, y cuando llegaron a la celda del condenado a cadena perpetua, se toparon con escritos en las paredes y toda clase de maldiciones, ya de regreso en el palacio del Visir, el calculista dijo que la división que pedía era imposible, porque o se sabría exactamente cuanto tiempo viviría el preso, y lo más recomendado era soltarlo ya pero tenerlo bajo vigilancia, o sea en libertad condicional, el visir ordenó que se hiciera eso.

Lectura día cincuenta y ocho

Capitulo XXI
El calculista es llevado por guardias ante el visir Maluf, pero de una manera que más parecía que lo arrestaban, ya en presencia del visir Maluf, procedió este a decirle el nuevo problema al calculista, y era que la noche anterior había habido un incendio en la cárcel y, por las penumbras y torturas que los presos tuvieron, el rey había ordenado que a cada uno se le perdone la mitad del la condena pero había uno que tenía cadena perpetua, así que cómo calcular la mitad de la vida, el calculista respondió con una historia y decía que en las paredes de las cárceles habían escritos y que allí podría estar la respuesta, entonces el visir Maluf lo invitó a ir a la cárcel de visita.

Lectura día cincuenta y siete

Capitulo XX
Luego Beremiz al salir del lugar se dirigió donde su “alumna invisible” a darle las clases de matemática, en esta ocasión le habló del origen de los números en Arabia, roma y en otras civilizaciones, y la necesidad de los hombres de temer un forma de contar, o sea llevar un sistema contable ya sea para contar las ovejas que tenga, hasta hacer complejos cálculos. Terminada la clase, se dieron cuenta que el calculista no llevaba puesto su hermoso anillo que ganó en la posada en día que llegaron. 

Lectura día cincuenta y seis

Capitulo XIX
El príncipe Clazir elogió al calculista y le hizo la pregunta de un problema que estaba en el libro Lilavati y que aún nadie lo pudo resolver, y le preguntó, habían tres marineros que les recompensaron con monedas (monedas entre 200 y 300), las guardaron en un cofre y al día siguientes se las darían, el primero se despertó en la noche (a escondidas), tomó el cofre y con justicia dividió las monedas entre tres, la división era inexacta y sobraba una moneda que la tiró al mar para que no hayan discusiones; al rato el segundo marinero se levantó, tomó el cofre, y dividió las monedas entre tres, la división era inexacta y sobraba una moneda que la tiró al mar; y el tercero también luego se levantó a escondidas, dividió las monedas entre tres, la división era inexacta y sobraba una moneda que la tiró al mar, al día siguiente les repartieron las monedas y la división era inexacta, el que repartió tomó la moneda que sobraba por derecho a repartir,; la pregunta es ¿cuantas monedas habían? y ¿cuantas les tocaron a cada marinero?. El calculista respondió rápidamente que habían 241, el primer marinero tubo 103 monedas, el segundo tubo 76 monedas y el tercero sólo 58, eso suman 237, mas las 3 monedas que tiraron, y la moneda que se quedó el que repartió las suman las 241. El Príncipe asombrado le regaló una medalla de oro con finos diamantes y un escrito simbólico.

Lectura día cincuenta y cinco

Capitulo XVIII
Al día siguiente, llegó un egipcio que llevaba una carta para el calculista, él pensaba que eran para que las comiencen antes, pero era porque el Sheick Iezip quería presentarle unos amigos al calculista Beremiz y sobre todo presentarle al príncipe Clazir, este se apresuró a ir con tres personas como escolta, cuando llegaron, Beremiz se puso a contar la historia de grandes matemáticos y de en especial de un libro que era el Suba - Sultra hecho por Báskara Acharia quien también escribió Lilavati, y se puso a contar la historia de Lilavati, Báskara tenía una hija llamada Lilavati, la cual al nacer le pronosticaron los astrólogo que se quedaría soltera de por vida, pero consultando le dijeron que tenía que casarla con el primer pretendiente que encuentre, ya en una boda, es costumbre que un cilindro con un pequeño orificio en una fosa de agua, al hundirse lentamente, marque la hora, la inocente Lilavati, se acercó a el cilindro, y justo se le cayó una de las perlas que obstruyeron el orificio del cilindro y en consecuencia, las horas pasaron y el novio y los invitados estaban esperando a la novia, las horas pasaron y todos se fueros y que pudiesen fijar una nueva fecha de boda, pero el novio nunca volvió y ella se quedó soltera para siempre, luego dijo que les contaría uno de los varios problemas que venían en el libro Lilavati.

Lectura día cincuenta y cuatro


Capitulo XVII
Ya Beremiz y el Bagdalí en su posada, llegaba bastante gente para hacerle preguntas al calculista entre ellos legó una persona llamada Aziz que estaba enardecido porque (según él) su socio lo había engañado, el calculista lo calmó y le hizo ver que estaba en un error, Aziz se vio arrepentido por juzgar mal a su socio y en agradecimiento los invitó a dar un paseo por la ciudad, en el paseo fueron a dar a un café en el cual encontraron al Sheick El -Medah estaba contando unas historias que en parte, iban dirigidas al calculista, este se sintió alagado y el Sheick El -Medah le propuso un problema; dijo que tres hermanas, la mayor vendió 50 manzanas, la segunda vendió 30 y la tercera, todas al precio de 7 manzanas por un denario y la pregunta era como las tres vendieron diferentes cantidades pero sacaron el mismo provecho, la explicación fue que la primera sólo vendió 59 la segunda 28 y la tercera 7 y que las que sobraban las venderían al precio de 3 por un denario, y así obtendrían 10 denarios cada una, todos quedaron asombrados, porque ningún Ulema resolvió ese problema sin siquiera hacer largas cuentas, y él lo hizo en un instante, a la salida en muestra de respeto, todos los alumbraron con sus lámparas.